El espíritu del tango, el espíritu del barrio
EL ESPÍRITU DEL TANGO
Fue después de muchos años
cuando volví a Buenos Aires,
cierto atardecer pintado
de paisajes otoñales.
Bajo un cielo gris de mármol
recorrí sus viejas calles
buscando, de lado a lado,
sus símbolos ancestrales.
El espíritu del tango,
de raíz indescifrable,
hallé en un antro alejado
de mundanas vanidades.
Sobre un vetusto escenario
lloraba el bandoneón
notas de arrabal amargo
con lágrimas de emoción.
Dos entusiastas parejas
de edades indefinidas
canturreaban la letra
siguiendo la melodía.
Permanecí largas horas
atrapado por su encanto,
agazapado en las sombras
de aquel mágico teatro.
En ese lugar de fábula
fantástico y especial
el tiempo se congelaba
en un ambiente irreal.
Reinaba la madrugada
cuando abandoné el local
y una duda me asaltaba:
¿Sucedió todo en verdad?
José Alberto Chicharro Vilches